Avanzado ya el siglo es cuando aparecen los verdaderos
poetas románticos que forman dos grupos: los románticos y los post-románticos.
Además, es en este periodo cuando surge en la literatura canaria como algo
insólito, la figura de la mujer. Tanto es así que en la mayoría de documentos
que hemos consultado para hacer referencia a este hecho se aplica el término “irrupción de la poesía femenina
en Canarias”, como algo que rompiese las reglas establecidas hasta ese momento, hechas sólo y exclusivamente
para hombres.
José Plácido
Sansón (1815-1875)
nace en Santa Cruz de Tenerife. Su formación académica todavía fue
rigurosamente clásica, pero después de su importante aportación al género
trágico (La conjuración de Venecia y
otras), se pasó ya al estilo romántico, entre cuyas obras podemos destacar: Ecos del Teide, El mar de mi
patria, Lágrimas…, etc.. También Apuntes
biográficos que es donde nos cuenta
su vida y experiencias. En 1841 comenzó a publicar su proyecto de Ensayos literarios, pero sólo
llegó a editar tres volúmenes: el primero y el tercero de poesía y el segundo
de tragedias.
Del escritor Ricardo Murphy (Santa Cruz de
Tenerife, 1814-1840) se puede decir que es el prototipo romántico, tanto por su
corta vida como por las características de su obra. No obstante, dejó buena
muestra de su obra romántica. Sus primeras composiciones denotaban una clara
influencia del poeta español Juan Meléndez
Valdés, pero luego ya sus poetas más admirados fueron William Shakespeare, Lord Byron y Walter Scott. Destacamos Una noche de máscara, que es una clara alusión irónica al
Carnaval de Santa Cruz, y luego La
catedral de Londres y La despedida deInglaterra, con
recuerdos nostálgicos de su estancia en Londres. En América escribió el estremecedor poema No es la patria . Y ya casi agonizando en alta mar,
escribióFantasía: Último sueño.
De origen humilde y tipógrafo de profesión, Manuel Marrero Torres (Santa Cruz de Tenerife,1823-1855)
también muere de tuberculosis al igual que su contemporáneo Murphy. Colaboró en
los periódicos y revistas más importantes de la época en Santa Cruz: La Aurora y El
Noticiero. Al morir tan
joven, sus poemas fueron publicados después de un homenaje póstumo que le
hicieron los poetas románticos de la época, recitando junto a su tumba, entre
los que estaban, Ángela
Mazzini, Victoria Bridoux,
Claudio Sarmiento, José
Desiré Dugour y José Benito Lentini. Fue
precisamente Ángela Mazzini quien escribió el prólogo, y José Desiré escribió los
apuntes biográficos. Entre muchas cosas nos cuenta que Manuel Marrero Torres
fue un gran admirador de la poesía de Alphonse de Lamartine, Víctor Hugo y Lord Byron. Entre sus obras
destacaron los poemas La
estrella de la tarde y Al sol, que recuerdan a José de Espronceda, y La odalisca, inspirada en José Zorrilla.
También sus poemas dedicados a la
muerte El pico de Tenerife y Un
día de Semana Santa.
Desde muy
joven, Ignacio Negrín (Santa Cruz de Tenerife, 1830-Madrid,
1885) trabajó en los periódicos y revistas de su ciudad. Fue redactor de La Aurora , donde publicó su Ensayo poético sobre la conquista
de Tenerife. Según la
eminente y octogenaria historiadora María Rosa Alonso,
es aquí, con esta obra y con este
autor, donde comienza la corriente historicista del Romanticismo, a la que ella
llama el neo-vianismo porque se vuelven a sacar de nuevo los mitos de la
princesa Dácil y todo ese mundo guanche, del que ya nos habló Antonio de Viana y más tarde José de Viera y
Clavijo. Pero lo más
destacable de esta poesía romántica historicista es la defensa y reivindicación
de la raza indígena guanche y el ataque a los conquistadores castellanos por
llevarlos a casi el exterminio, exaltando como héroe de su obra aTinguaro.
Simultáneamente, este escritor estudió la carrera de marino
hasta graduarse como Intendente de la Armada. Su vocación de marino hace que el mar esté siempre
presente en su poesía. De hecho, un libro suyo fue publicado con los poemas
referidos al mar, titulado Poesía
del mar, haciendo que se le
considerara el poeta de la conquista del sentimiento del mar. El mar para
Negrín, según nos cuenta Sebastián Padrón
Acosta, “….es auténtico y en él puede el lector presenciar todas las
operaciones de los bajeles y ver
las naves ligeras, las lonas estridentes. El viento, que se querella entre los velámenes y las
vergas. El mar de Negrín es el mar precursor de Tomás Morales. Podemos también destacar otras composiciones
de su poemario: El negrero, una de historia de venganza que
recuerda a La canción del
pirata, El cóndor, El capitán Wolf y Una mujer como hay muchas. Y por último, dos temas
patrióticos en Trafalgar y Al combate del Callao.
Claudio F. Sarmiento (1831-1905) es considerado el mejor poeta entre los
escritores románticos canarios, y además, el más
fecundo creador de revistas, elemento importante para darnos a conocer esta época. Entre ellas: El Eco de Canarias, El Noticiero,
El Museo Canario, Aguere, El
Álbum, etc.. Una muestra de
su gran producción podría ser Horas
de Insomnio, Horas de Fe, La derrota de Nelson, A un cementerio el martes de
Carnaval, A un esqueleto y El mendigo, que
recuerdan estas últimas a los conocidos Zorrilla y Espronceda, que se ve que le influyeron tanto
que casi se le puede tildar de plagio, sobre todo en su libro titulado La venganza de un desamor, poema narrativo que recuerda el
episodio de Zaida y Alí, en la obraGranada, de Zorrilla.
Por su parte, José
Benito Lentini (Las Palmas de
G. Canaria, 1835-Tegueste, 1862) fue de temperamento enfermizo; falleció muy
joven, a los 27 años, y dejó su producción literaria publicada en el Eco del Comercio y en el diario madrileño Círculo Literario. Después de
su muerte, sus obras fueron recogidas y publicadas en un libro titulado, Poesías de Benito Lentini.
Sus modelos literarios
fueron los poemas del los italianos Giacomo Leopardi y Giosuè Carducci y de los españoles Espronceda, Zorrilla, Manuel José Quintana y Enrique Gil.
También fue admirador de un poeta venezolano poco conocido, Abigail Lozano. Su obra trata los temas más
variados, desde la exaltación a la libertad, hasta los poemas más
sentimentales, melancólicos y tristes. Entre ellos Canto a Nerón, La muerte de Carlota y Horas
satánicas, inspirado en el Himno
a Satán de Carducci.
Diego Estébanez (1842-1866),
poeta lagunero, será precursor de la Escuela
Regionalista de La Laguna ,
que tendrá gran relevancia posteriormente en todo el Archipiélago. Estudió
Náutica y viajó durante once años por el mar de las Antillas y el Atlántico,
entre la Península
y Estados Unidos. Dejó pocos poemas, que reflejaban su corta y atormentada
vida, pues también contrajo la enfermedad del siglo y murió joven, al año
siguiente de haber sido nombrado catedrático de la Escuela de Náutica en
1865. Su poema más conocido e intenso es Romance
marítimo, y también Un recuerdo a mi querida madre. Y, por último, el poema que más lo
identifica con la corriente regionalista es San
Diego del Monte.