jueves, 12 de abril de 2012

Romanticismo, el endemismo canario.



Avanzado ya el siglo es cuando aparecen los verdaderos poetas románticos que forman dos grupos: los románticos y los post-románticos. Además, es en este periodo cuando surge en la literatura canaria como algo insólito, la figura de la mujer. Tanto es así que en la mayoría de documentos que hemos consultado para hacer referencia a este hecho se aplica el término “irrupción de la poesía femenina en Canarias”, como algo que rompiese las reglas establecidas hasta ese momento, hechas sólo y exclusivamente para hombres.
José Plácido Sansón (1815-1875) nace en Santa Cruz de Tenerife. Su formación académica todavía fue rigurosamente clásica, pero después de su importante aportación al género trágico (La conjuración de Venecia y otras), se pasó ya al estilo romántico, entre cuyas obras podemos destacar: Ecos del Teide, El mar de mi patria, Lágrimas…, etc.. También Apuntes biográficos que es donde nos cuenta su vida y experiencias. En 1841 comenzó a publicar su proyecto de Ensayos literarios, pero sólo llegó a editar tres volúmenes: el primero y el tercero de poesía y el segundo de tragedias.
Del escritor Ricardo Murphy (Santa Cruz de Tenerife, 1814-1840) se puede decir que es el prototipo romántico, tanto por su corta vida como por las características de su obra. No obstante, dejó buena muestra de su obra romántica. Sus primeras composiciones denotaban una clara influencia del poeta español Juan Meléndez Valdés, pero luego ya sus poetas más admirados fueron William Shakespeare, Lord Byron y Walter Scott. Destacamos Una noche de máscara, que es una clara alusión irónica al Carnaval de Santa Cruz, y luego La catedral de Londres y La despedida deInglaterra, con recuerdos nostálgicos de su estancia en Londres. En América escribió el estremecedor poema No es la patria . Y ya casi agonizando en alta mar, escribióFantasía: Último sueño.
De origen humilde y tipógrafo de profesión, Manuel Marrero Torres (Santa Cruz de Tenerife,1823-1855) también muere de tuberculosis al igual que su contemporáneo Murphy. Colaboró en los periódicos y revistas más importantes de la época en Santa Cruz: La Aurora y El Noticiero. Al morir tan joven, sus poemas fueron publicados después de un homenaje póstumo que le hicieron los poetas románticos de la época, recitando junto a su tumba, entre los que estaban, Ángela Mazzini, Victoria Bridoux, Claudio Sarmiento, José Desiré Dugour y José Benito Lentini. Fue precisamente Ángela Mazzini quien escribió el prólogo, y José Desiré escribió los apuntes biográficos. Entre muchas cosas nos cuenta que Manuel Marrero Torres fue un gran admirador de la poesía de Alphonse de Lamartine, Víctor Hugo y Lord Byron. Entre sus obras destacaron los poemas La estrella de la tarde y Al sol, que recuerdan a José de Espronceda, y La odalisca, inspirada en José Zorrilla. También sus poemas dedicados a la muerte El pico de Tenerife y Un día de Semana Santa.
Desde muy joven, Ignacio Negrín (Santa Cruz de Tenerife, 1830-Madrid, 1885) trabajó en los periódicos y revistas de su ciudad. Fue redactor de La Aurora, donde publicó su Ensayo poético sobre la conquista de Tenerife. Según la eminente y octogenaria historiadora María Rosa Alonso, es aquí, con esta obra y con este autor, donde comienza la corriente historicista del Romanticismo, a la que ella llama el neo-vianismo porque se vuelven a sacar de nuevo los mitos de la princesa Dácil y todo ese mundo guanche, del que ya nos habló Antonio de Viana y más tarde José de Viera y Clavijo. Pero lo más destacable de esta poesía romántica historicista es la defensa y reivindicación de la raza indígena guanche y el ataque a los conquistadores castellanos por llevarlos a casi el exterminio, exaltando como héroe de su obra aTinguaro.
Simultáneamente, este escritor estudió la carrera de marino hasta graduarse como Intendente de la Armada. Su vocación de marino hace que el mar esté siempre presente en su poesía. De hecho, un libro suyo fue publicado con los poemas referidos al mar, titulado Poesía del mar, haciendo que se le considerara el poeta de la conquista del sentimiento del mar. El mar para Negrín, según nos cuenta Sebastián Padrón Acosta, “….es auténtico y en él puede el lector presenciar todas las operaciones de los bajeles y ver las naves ligeras, las lonas estridentes. El viento, que se querella entre los velámenes y las vergas. El mar de Negrín es el mar precursor de Tomás Morales. Podemos también destacar otras composiciones de su poemario: El negrero, una de historia de venganza que recuerda a La canción del pirata, El cóndor, El capitán Wolf y Una mujer como hay muchas. Y por último, dos temas patrióticos en Trafalgar y Al combate del Callao.
Claudio F. Sarmiento (1831-1905) es considerado el mejor poeta entre los escritores románticos canarios, y además, el más fecundo creador de revistas, elemento importante para darnos a conocer esta época. Entre ellas: El Eco de Canarias, El Noticiero, El Museo Canario, Aguere, El Álbum, etc.. Una muestra de su gran producción podría ser Horas de Insomnio, Horas de Fe, La derrota de Nelson, A un cementerio el martes de Carnaval, A un esqueleto y El mendigo, que recuerdan estas últimas a los conocidos Zorrilla y Espronceda, que se ve que le influyeron tanto que casi se le puede tildar de plagio, sobre todo en su libro titulado La venganza de un desamor, poema narrativo que recuerda el episodio de Zaida y Alí, en la obraGranada, de Zorrilla.
Por su parte, José Benito Lentini (Las Palmas de G. Canaria, 1835-Tegueste, 1862) fue de temperamento enfermizo; falleció muy joven, a los 27 años, y dejó su producción literaria publicada en el Eco del Comercio y en el diario madrileño Círculo Literario. Después de su muerte, sus obras fueron recogidas y publicadas en un libro titulado, Poesías de Benito Lentini.
Sus modelos literarios fueron los poemas del los italianos Giacomo Leopardi y Giosuè Carducci y de los españoles Espronceda, Zorrilla, Manuel José Quintana y Enrique Gil. También fue admirador de un poeta venezolano poco conocido, Abigail Lozano. Su obra trata los temas más variados, desde la exaltación a la libertad, hasta los poemas más sentimentales, melancólicos y tristes. Entre ellos Canto a Nerón, La muerte de Carlota y Horas satánicas, inspirado en el Himno a Satán de Carducci.
Diego Estébanez (1842-1866), poeta lagunero, será precursor de la Escuela Regionalista de La Laguna, que tendrá gran relevancia posteriormente en todo el Archipiélago. Estudió Náutica y viajó durante once años por el mar de las Antillas y el Atlántico, entre la Península y Estados Unidos. Dejó pocos poemas, que reflejaban su corta y atormentada vida, pues también contrajo la enfermedad del siglo y murió joven, al año siguiente de haber sido nombrado catedrático de la Escuela de Náutica en 1865. Su poema más conocido e intenso es Romance marítimo, y también Un recuerdo a mi querida madre. Y, por último, el poema que más lo identifica con la corriente regionalista es San Diego del Monte.

domingo, 8 de abril de 2012

El Romanticismo literario español: Nociones básicas.

La literatura del Romanticismo es el movimiento cultural literario que se produce a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX en varios países europeos como Alemania, Francia y Reino Unido, se desarrolla a lo largo de todo el periodo decimonónico, y continúa ejerciendo su influencia, en varios de sus rasgos más característicos, hasta la actualidad.

En España el movimiento romántico tuvo precedentes en los afrancesados ilustrados españoles, como se aprecia en las Noches lúgubres (1775) de José de Cadalso o en los poetasprerrománticos (Nicasio Álvarez CienfuegosManuel José QuintanaJosé MarchenaAlberto Lista...), que reflejan una nueva ideología presente ya en figuras disidentes del exilio, como José María Blanco White. Pero el lenguaje romántico propiamente dicho tardó en ser asimilado, debido a la reacción emprendida por Fernando VII tras la Guerra de la Independencia, que impermeabilizó en buena medida la asunción del nuevo ideario.
Durante la Década Ominosa en España (1823-1833) vuelve a instaurarse un régimen absolutista, y quedan suspendidas todas las publicaciones periódicas, las universidades cerradas y la mayoría de las principales figuras literarias y políticas en el exilio; el principal núcleo cultural español se sitúa, sobre todo, en Gran Bretaña y Francia. Desde allí, periódicos como Variedades, de Blanco White, contribuyeron a fomentar las ideas del Romanticismo entre los exiliados liberales, que paulatinamente fueron abandonando la estética del Neoclasicismo.
En la segunda década del siglo XIX, el diplomático Juan Nicolás Böhl de Faber publicó en Cádiz una serie de artículos entre 1818 y 1819 en elDiario Mercantil a favor del teatro de Calderón de la Barca contra la postura neoclásica que lo rechazaba. Estos artículos suscitaron un debate en torno a los nuevos postulados románticos y, así, se produciría un eco en el periódico barcelonés El Europeo (1823-1824), dondeBuenaventura Carlos Aribau y Ramón López Soler defendieron el Romanticismo moderado y tradicionalista del modelo de Böhl, negando decididamente las posturas neoclásicas. En sus páginas se hace por primera vez una exposición de la ideología romántica, a través de un artículo de Luigi Monteggia titulado Romanticismo.
Por otro lado, algunos escritores liberales españoles, emigrados por vicisitudes políticas, entraron en contacto con el Romanticismo europeo, y trajeron ese lenguaje a la muerte del rey Fernando VII en 1833. La poesía del romántico exaltado está representada por la obra de José de Espronceda, y la prosa por la figura decisiva de Mariano José de Larra. Un romanticismo moderado encarnan José Zorrilla (dramaturgo, autor del Don Juan Tenorio) y el Duque de Rivas, quien, sin embargo, escribió la obra teatral que mejor representa los temas y formas del romanticismo exaltado: Don Álvaro o la fuerza del sino.
Un Romanticismo tardío, más íntimo y poco inclinado por temas político-sociales, es el que aparece en la segunda mitad del siglo XIX, con la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, la gallega Rosalía de Castro, y Augusto Ferrán, que experimentaron el influjo directo con la lírica germánica deHeinrich Heine y del folclore popular español, recopilado en cantares, soleás y otros moldes líricos, que tuvo amplia difusión impresa en esta época.